1. Invertir: Implica destinar fondos a diferentes activos financieros, como acciones, bonos, fondos mutuos, cuentas indexadas , bienes raíces, etc., con el objetivo de generar rendimientos y hacer crecer el capital inicial. La inversión puede ser a corto, medio o largo plazo, dependiendo de los objetivos financieros y la tolerancia al riesgo del inversor.
2. Diversificar: Se refiere a distribuir los fondos entre diferentes clases de activos y/o instrumentos financieros para reducir el riesgo total de la cartera de inversiones. La diversificación ayuda a mitigar el impacto negativo de la volatilidad del mercado y la posible pérdida de valor de un activo específico al no depender excesivamente de un solo tipo de inversión. Por ejemplo, en lugar de invertir todo el capital en acciones de una sola empresa, un inversor diversificado podría distribuirlo entre acciones de diferentes sectores industriales, bonos corporativos, fondos mutuos, etc.
En resumen, invertir implica poner dinero en activos financieros con el objetivo de obtener ganancias, mientras que diversificar implica distribuir esos fondos entre diferentes clases de activos para reducir el riesgo. La diversificación es una estrategia fundamental para construir una cartera de inversiones equilibrada y resistente a las fluctuaciones del mercado.