Cantante y compositor venezolano, nacido en Caracas, Venezuela, el 14 de mayo de 1965, pero criado en Brasil y con una prolífica carrera que lo ha llevado a grandes escenarios en el exterior, dejando en alto el nombre de todo un país.
Por sus venas corre la sangre venezolana y carioca. Su padre, brasilero que se ejerció como técnico de electrodomésticos; su madre, una venezolana dedicada a la administración y que se desempeñó en diversos cargos en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Es rey entre las mujeres, pues es el único hombre entre tres hermanas, eso sí, deja claro que es el único con un filón artístico al que atribuye a su rama paterna.
Su infancia se desarrolló entre Brasil y Venezuela, lo que le permitió conocer las diferencias y similitudes que tienen ambas naciones latinoamericanas. Estudió teclado en Brasil de la mano del maestro Antonio Adolfo, de ese periodo confiesa que no seguía las partituras, pues en la música que disfrutaba tocar algunas de las reglas las imponía él, y con el paso del tiempo tuvo la razón y descubrió que era músico de oído. Adquirió conocimientos de canto con Carlos Almenar Otero, y de vuelta en Venezuela, el Centro Musiyama Caracas le abrió las puertas para estudiar las melodías del órgano.
Las calles de El Valle lo veían crecer persiguiendo su sueño de dedicarse a la música y las paredes del Liceo José Ávalos fueron testigos de esa búsqueda, al igual que la directora del instituto, la profesora Monsalve, a quien recuerda con especial cariño, pues afirma que de ella aprendió a persistir Estudiando quinto año de bachillerato se fue a Brasil y a la corta edad de 16 años conoció el amor. Era la hija del dueño del circo Orlando Orfei, de ella se enamoró perdidamente y fue quien le terminó de dar ese empujón que faltaba para culminar sus estudios y encaminarse a su gran pasión: la música. Cual historia de película aventurera, cuenta con una sonrisa en los labios cómo fue su paso por este circo, en el que permaneció al menos unos 10 años recorriendo todos los países de Latinoamérica.
Sin embargo algo siempre estuvo claro, su corazón se dividía entre Venezuela y Brasil, país al que le debe su influencia musical y que le brindó los conocimientos necesarios parar poder ejecutar, entre otros instrumentos, un cuatro que le regaló su padrino y una batería, que vino de su padre. Juan Carlos Luces también se mueve como pez en el agua ante un piano, saxofón, guitarra, trompeta y percusión.
José Antonio Oliveira, una figura que pronto marcaría el destino de Juan Carlos Luces, pues lo convence de formar parte de la estudiantina y fue asignado en el contrabajo de guataca, de ahí nace el grupo Arpeggio de Venezuela, con quienes se presentó en numerosos conciertos, competencias y agrupación con la que grabó su primer disco.
Pronto la carrera musical de Juan Carlos Luces daría un giro inesperado, pues de músico dio un salto un cantante. Junto al maestro José Antonio Oliveira daba serenatas con mandolina, cuatro y contrabajo, sin embargo, estaba escrito en el destino, pus un día fueron a dar una serenata en Los Chaguaramos y Oliveira estaba afónico. Fue allí cuando le tocó a Juan Carlos cantar por primera vez Esa canción la recuerda como si fuese sido ayer. “En la vida hay amores”, fue el tema que interpretó en esa serenata, que dio el resultado esperado pues las tres mujeres para las cuales era la serenata salieron de inmediato a escucharlo.
Entre las anécdotas que recuerda con mucho cariño, destaca su participación tocando tambores en un grupo de gaitas, momento en el que era menor de edad y lo debían hacer pasar a cada presentación a través del backstage; también que formó parte de una agrupación musical llamada “Melisma” y que trabajó en “EL Universal” haciendo lo encartados.
En cuanto a personalidad, este compositor y cantante venezolano, habla diversos idiomas, entre ellos, italiano, portugués, inglés, español y básico en alemán. Para él, el trabajo se resume en tres palabras fundamentales: sentirlo, gozarlo y disfrutarlo, “ser tú mismo”.
Pese a que en la actualidad la música a escala mundial se ha dejado envolver por lo atractivo que resultan los géneros urbanos, como el reggaetón o el trap, Juan Carlos Luces hace énfasis en que aunque no se la ha presentado la oportunidad, no cierra la puerta a poder componer algún día un tema que roce las lindes de ese género, pues respeta todo tipo de música, así como sus exponentes.
Sus influencias musicales se pasean por diversos artistas y países, desde el dominicano Juan Luis Guerra, pasando por Víctor Manuelle, ‘El caballero de la salsa’ Gilberto Santa Rosa, e incluso, la peruana Wendy Sulca.
Con el pasar de los años, Juan Carlos Luces se ha demostrado a sí mismo que es capaz de lograr cualquier cosa que se propone. En 2014 afirmó que se iría a Estados Unidos con el objetivo de ganarse un Latin Grammy, proeza que alcanzó en el año 2018, cuando recogía su gramófono latino en la categoría de Mejor Canción Tropical por el tema “Quiero tiempo”, interpretado por los cantantes Víctor Manuelle y Juan Luis Guerra.
Este venezolano, que jamás imaginó que se daría a conocer con la canción “La suegra” y que ha sido número uno en países como Perú o Colombia; no para. Actualmente se encuentra armando la gira “Somos venezolanos”, un ambicioso proyecto con el que se pasea por varios géneros musicales venezolanos.
Actualmente Juan Carlos Luces sigue avanzando en el ámbito musical con su proyecto “Young Spirit” donde interpreta un amplio espectro de fusiones de varias generaciones, presentándose en prestigiosos escenarios de Miami, Nueva York, Nueva Jersey, Orlando, Houston entre otras. Además, Luces continua creando composiciones musicales para conocidos artistas tales como Victor Manuelle y Gilberto Santa Rosa entre otros.