
Por: María José Jiménez, Co-fundadora de Líder360 Magazine
Cuando la mayoría cree que ya es tarde para reinventarse, Vera Wang demuestra lo contrario.
Nació en Nueva York, hija de inmigrantes chinos, y desde joven soñó con triunfar en el patinaje artístico. No logró clasificar a los Juegos Olímpicos, pero esa derrota la llevó al mundo de la moda, donde trabajó por más de 15 años en Vogue.
A los 40 años, tras no encontrar un vestido de novia que la representara, decidió diseñar el suyo propio. Ese fue el punto de partida de una marca que redefinió el concepto del lujo moderno.
Hoy, Vera Wang es sinónimo de sofisticación, perfeccionismo y disciplina. Su nombre está asociado a la alta costura, pero también a una historia de reinvención y perseverancia.
Su éxito no radica en seguir tendencias, sino en crear belleza con autenticidad.
Wang ha demostrado que la edad no limita los sueños, y que la elegancia nace de la coherencia entre lo que eres y lo que haces.
En un mundo que idolatra la inmediatez, su historia inspira a quienes saben que el éxito verdadero llega cuando el propósito se encuentra con la pasión.
“Nunca es tarde para reinventarte. Lo importante es hacerlo fiel a quien eres.”